Se dio la lógica. En Tucumán la dupla Orsi- Gómez es bien conocida y su forma de juego también. Por eso a nadie sorprendió el 5-3-2 combativo que plantearon en su visita a Atlético Tucumán. Fue uno de los típicos partidos que proponían cada vez que el “decano” era visitante bajo su mando. Un equipo dispuesto a pelear en todos los sectores del campo de juego. En ese contexto los locales hasta los últimos 10 minutos nunca pudieron contra esa muralla defensiva.
El “decano” había comenzado el partido mostrando buenas señales, con presión alta y avanzando en campo rival a un toque. De esa forma Mateo Coronel quedó mano a mano dos veces y ambas en offside, pero el equipo estaba enchufado. De todas formas solo fueron 10 minutos buenos y nada más.
Daba la sensación de que Atlético estaría cómodo con su habitual 4-4-2 flexible, que con el retroceso de Guillermo Acosta o Adrián Sánchez se convierte en 5-3-2 cuando el rival maneja la pelota -algo que prácticamente no sucedió anoche- pero poco a poco se fue desinflando.
La dupla ordenó las piezas, creció el juego de Picco y Juárez en la zona media y el “decano” tuvo la pelota en los pies, pero sin ideas para generar peligro. Conociendo los movimientos de cada jugador de Atlético, la dupla mandó a interrumpir todos los circuitos. De esta forma, poco a poco lo de Pereyra se fue diluyendo y las subidas de Lagos e Infante siempre quedaron a mitad de camino. Mateo Bajamich fue aislado y Atlético prácticamente resultó inofensivo en la primera parte. El saldo de ese primer tiempo fue un aburrido 0-0, con dos equipos mezquinos y la sensación de que, salvo por un error puntual, las cosas no iban a cambiar demasiado.
Y ese error llegó. Iban 7’ del segundo tiempo, Atlético manejaba la pelota, pero tras un exceso de confianza, Nicolás Romero -intentó un lujo para salir del fondo- perdió con Mateo Pellegrino, que se metió al área y recibió una dudosa infracción de Flores. Silvio Trucco cobró penal y Pellegrino cambió por gol. 1-0 y muchos minutos por delante.
A partir de allí la desesperación se apoderó de los jugadores locales y la gente se mostró impaciente. Los minutos corrían y Atlético no podía llegar con peligro al arco de Cozzani, que jugaba a consumir tiempo. Ni hablar cuando se quedó con 10.
Con la expulsión de Marcich la visita se abroqueló y se dedicó a defender. Sava, con los cambios, mandó un claro mensaje, pero el desorden continuó reinando en el local.
El esquema pasó a ser un 3-4-3 para los minutos finales y la fórmula a Sava le dio resultado. En una de las pocas jugadas en la que Atlético apostó por el juego asociado llegó el gol. Infante tiró un buscapié venenoso que encontró a Estigarribia, que no perdonó.
Sava, como todos los hinchas que fueron al Monumental, sabían cómo iba a jugar la dupla. Al “Colorado” se le quemaron los papeles y recién pudo poner en aprietos a un rival muy débil en los últimos minutos. El empate le quedó justo al partido por lo que mostraron ambos equipos, pero el que quedó en el debe fue Atlético, que necesitaba ganar.